martes, mayo 22, 2007

La Boda

Hace ya varios meses cuando, mi hermano junto con Nayra, me dijeron que contaban conmigo para preparar unas palabras que decir en esta celebración, empecé a darle vueltas a cómo resumir lo que yo siento en unos pocos minutos. Los borradores se sucedieron pero nunca quedé satisfecho, así que hoy me presento aquí como aquel día, con un papel en blanco y una mezcla de emociones que me llenan de felicidad.

En primer lugar podría hablar de mi hermano, que es algo más que eso, ante todo es un amigo, tal vez el mejor de todos los que se pueda soñar tener. Desde que eramos pequeños ya nació distinto a los demás. Con su enorme boca que no para de sonreír y de reír, pero que pronto supo trasladar esa bella mueca a todo el que le rodea. Ya nació superlativo. Yo notaba como sus ojos no miraban como los mios o como los de mis otros dos hermanos, sus ojos también tocaban, manipulaban y desarmaban la realidad. En éste momento me doy cuenta de que fue él quien me enseñó a reír y a imaginar.

Y con todo esto siempre fue ejemplo de saber vivir, de saber vivir bien, con una alegría innata y siempre al lado cuando más se le necesita. La última vez hace un año cuando estuvo unos días en Valencia acompañándome en el momento en el que yo más necesitaba de la mueca de su sonrisa, de la realidad de sus ojos y de sus consejos.

Después puedo decir unas palabras acerca de Nayra, la novia, a la que conocí en una de esas conversaciones cómplices que se tienen en la adolescencia. Los ojos de mi hermano se habían fijado en la parte de realidad que desde entonces sería más importante en su vida. Había encontrado a otra persona para seguir recorriendo su camino, el mismo camino que hasta entonces pero ahora si cabe con más sutilezas y alegrías. Descubrieron un nuevo mundo que les envolvería a lo largo de muchos años y hasta hoy. Sumando otros ojos, otra mueca y otra visión de la vida llena de optimismo y felicidad.

Una vez un buen amigo me dijo que amar no significa entregar, ni siquiera intercambiar o recibir. Amar, me decía, es no quitar. Y de ésta manera han caminado juntos con la sinergia que transmiten en cada cosa que realizan, el uno al lado del otro, y hoy quizá una de las más importantes de su vida.

Hoy estamos aquí todos juntos para celebrar el enlace entre Juanfri y Nayra, dos personas especiales, un todo-uno especial al que queremos y que nos quiere. No perdamos la oportunidad de expresarles nuestro cariño, para agradecerles la alegría que siempre han irradiado, los momentos que nos han brindado, para dar gracias a sus ojos.

Juanfri, Nayra... LES QUIERO, Y LES DESEO QUE SEAN MUY FELICES.

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